21.b.Gatorade (Washy)

Año 1976. El País y la Sociedad convulsionados, nuestras cabezas también y nuestros cuerpos, que eran rehenes y víctimas de un bombardeo ininterrumpido y colosal de hormonas. Caos, Adolescencia, y más allá la Inundación.
Un grupo de valientes jóvenes (algunos medios tontos) unidos por una no muy brillante idea, enarbolaban la bandera del Colegio Nacional de San Isidro y cual grupo de posesos juraban hacerla triunfar adentro de una cancha de Rugby.
Entre este grupo de nobles almas una en particular se destacaba, la del joven Luis Firmat. Raro caso el de este muchacho ya que mostraba 2 caras bien diferenciadas:
Por un lado el moderno Dr. Jekyll, caracterizado por el atildado, atento, educado y estudioso Alumno Firmat.
Mientras que por el otro nos presentaba a SU Mr. Hyde, que no era otro que el jugador verborrágico, vehemente, agresivo, triunfalista, artero y golpeador que se hacía llamar GOMELUZ, la zaeta !!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Muchas han sido las satisfacciones que el brillante GOMELUZ le dió al Equipo, pero una en particular descansa en el lugar mas preciado de mis recuerdos.
Una cálida tarde de otoño la templada escuadra Nacionalista defendía su hombría en las canchas de la Ciudad Universitaria, enfrentándose a un rival de poca monta (en realidad y en comparación con nosotros, todos lo eran), cuando producto del agresivo y filoso juego del temido GOMELUZ, que fue muy bien secundado por sus compañeros, se arma una gresca general. El árbitro Sr. Cutrera detiene y suspende el partido (que la escuadra Nacionalista ganaba por 109 a 3 !!!!!!!), sienta a los 2 equipos en el medio de la cancha y les da un sermón sobre el espíritu del rugby, el respeto por el rival y una serie de pavadas mas, al tiempo que daba por terminado el partido. Ante esta horrible circunstancia el bravo e indómito GOMELUZ hizo que el Equipo todo se quedara en el centro de la cancha y para mostrar su enojo, y por que no, también su descaro, ingresó al campo de juego con el "Fitito del Petiso", único medio de transporte de la nutrida escuadra Nacionalista, lo estacionó al lado de los jugadores, y con una seña de su alborotada cabellera le indicó al equipo que se subiera al acotado móvil. El equipo, sin dudarlo, siguió las instrucciones precisas de su bravo líder, y como su fuera un número circense entramos casi 10 en el "Fitito del Petiso" y nos retiramos entonando nuestros cantos de guerra que hacían específica referencia a la condición de homosexuales del árbitro y de nuestros rivales de turno.
Muchas otras historia se podrían contar, pero las que le acabo de relatar pinta de cuerpo y alma al querido GOMELUZ.
Felíces 50 y Felices los Niños, como dice el Padre Grassi,
Washy

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