45. Hola Susana (Jorge Sklenár)
Como prácticamente todos los que conocimos a Luis a partir del ambiente laboral, comencé a incursionar en el ámbito de JDE, en el año 1997.
Como también prácticamente nos pasó a todos, era vendido por la diferentes consultoras del ramo, como “El” Especialista que iba no solo a resolver los problemas laborales, sino que también iba a llevar felicidad a la vida de los empleados de las distintas empresas por las que nos tocaba pasar. Por supuesto que mi formación se limitaba a un curso hiperintensivo de dos horas en un café, interrumpidas por llamadas de celular...
Fue pasando una consultora y otra y otra. Y fue pasando un cliente y otro y otro.. Cada vez que llegaba a un lugar, me encontraba con la misma sombra: ahí había estado ÉL, el referente de JDE. O ahí había alguien que había recibido la bendición celestial de estar a su lado un rato y intercambiar unas palabras con ÉL.
Una especie de Mesias de la informática, un Todopoderoso de JDE, un oráculo al que consultar sobre la duda o problema que a uno se le plantease. ÉL iba a tener la respuesta exacta, en el momento preciso y además, la iba a dar de muy buena gana.
Y lo mismo fue en Editorial Estrada, en Resero, en AGD, en Telecom... Hasta que llegó Telecom Personal... Y ahí un problema, aparentemente con un mal funcionamiento del programa estándar que imprimía una Orden de Compra.
Según comentaban los entendidos, seteando apropiadamente las Opciones 1, 2, 3 el programa funcionaba de la forma A y seteando las Opciones 3, 4, 5 el programa funcionaba de otra forma B. Sin embargo, algo se estaba escapando, porque aun cuando se cumplían todos los pasos que indicaban los funcionales, el programa, como diría nuestro común buen amigo, Gabriel Seta, “hacía churros”.
Un día, dos, una semana, una semana y media. Se consumían los tiempos. Se analizaba, se probaba, se debugeaba, se hacía todo lo posible, pero nada...
Hasta que a alguien se le ocurrió. “Hay que preguntarle a Luis Firmat. Seguro que él ya pasó por esta situación en Pecom y el tema debe estar resuelto. Yo justo ahora me tengo que ir a otro cliente. Asi que te dejo el teléfono de Pecom y llamalo. Explicale cuál es la situación y vas a ver como te lo resuelve en un toque...”
La hora de la verdad había llegado. La Gracia Divina había tocado a mi puerta y yo, un simple mortal, podría acercarme a la Luz...
Previo ensayo de lo que iba a exponer, lleno de emoción, llamé por teléfono al número que me habían indicado. Sonó una vez, dos, ... Pasaron unos segundos que me parecieron eternos... De pronto del otro lado de la línea, levantaron el tubo...
- Hola – Escuché. Nada más que hola. Un hola, seco, áspero. “Habrá sido mi imaginación”, pensé. “Los nervios están interfiriendo mis sentidos”. O debe ser alguien que se acercó al teléfono y atendió al pasar
- Por favor, ¿me comunica con el Señor Luis Firmat?
- Soy yo.
Resultaba admirable la economía de palabras y lo monocorde del tono. Ni un adverbio de más. Ni una sílaba más fuerte que otra. Solo lo justo y necesario.
Bueno, la cuestión es que le expliqué la situación, detalladamente ... La escuchó sin pronunciar palabra...
- ¿Lo consultaste con el funcional? – me respondió.
Era casi obvio que lo habia consultado con el funcional... De hecho era el funcional quien me había derivado a él. La cuestión es que después de responderle que si me dijo que ahí en Pecom, funcionaba perfectamente. Que las modificaciones eran solo de formato y que... seteando las Opciones 1, 2 y 3 el programa funcionaría de la forma A, pero si se seteaban las Opciones 4, 5 y 6 el programa funcionaría de otra manera B.... Es decir... lo que yo ya sabía.
La conversación se terminó ahí, porque me di cuenta que no daba para más. Corté y pensé ... ¿Este era el que me iba a resolver los problemas?. ¿Este era el que con muy buena onda me iba a responder?. Grande fue la desilusión...
Después vendría Pecom y largos años (1999 – 2005) de largas jornadas. De importantes jornadas... Ahí pude conocerlo bien. Ahí aprendí a entenderlo y sobre todo a quererlo mucho.
¡Estoy tan contento como vos por este cumpleaños!. Porque que exista este cumpleaños tuyo, hace que existas para mi como hermano.
Jorge Sklenár
Como también prácticamente nos pasó a todos, era vendido por la diferentes consultoras del ramo, como “El” Especialista que iba no solo a resolver los problemas laborales, sino que también iba a llevar felicidad a la vida de los empleados de las distintas empresas por las que nos tocaba pasar. Por supuesto que mi formación se limitaba a un curso hiperintensivo de dos horas en un café, interrumpidas por llamadas de celular...
Fue pasando una consultora y otra y otra. Y fue pasando un cliente y otro y otro.. Cada vez que llegaba a un lugar, me encontraba con la misma sombra: ahí había estado ÉL, el referente de JDE. O ahí había alguien que había recibido la bendición celestial de estar a su lado un rato y intercambiar unas palabras con ÉL.
Una especie de Mesias de la informática, un Todopoderoso de JDE, un oráculo al que consultar sobre la duda o problema que a uno se le plantease. ÉL iba a tener la respuesta exacta, en el momento preciso y además, la iba a dar de muy buena gana.
Y lo mismo fue en Editorial Estrada, en Resero, en AGD, en Telecom... Hasta que llegó Telecom Personal... Y ahí un problema, aparentemente con un mal funcionamiento del programa estándar que imprimía una Orden de Compra.
Según comentaban los entendidos, seteando apropiadamente las Opciones 1, 2, 3 el programa funcionaba de la forma A y seteando las Opciones 3, 4, 5 el programa funcionaba de otra forma B. Sin embargo, algo se estaba escapando, porque aun cuando se cumplían todos los pasos que indicaban los funcionales, el programa, como diría nuestro común buen amigo, Gabriel Seta, “hacía churros”.
Un día, dos, una semana, una semana y media. Se consumían los tiempos. Se analizaba, se probaba, se debugeaba, se hacía todo lo posible, pero nada...
Hasta que a alguien se le ocurrió. “Hay que preguntarle a Luis Firmat. Seguro que él ya pasó por esta situación en Pecom y el tema debe estar resuelto. Yo justo ahora me tengo que ir a otro cliente. Asi que te dejo el teléfono de Pecom y llamalo. Explicale cuál es la situación y vas a ver como te lo resuelve en un toque...”
La hora de la verdad había llegado. La Gracia Divina había tocado a mi puerta y yo, un simple mortal, podría acercarme a la Luz...
Previo ensayo de lo que iba a exponer, lleno de emoción, llamé por teléfono al número que me habían indicado. Sonó una vez, dos, ... Pasaron unos segundos que me parecieron eternos... De pronto del otro lado de la línea, levantaron el tubo...
- Hola – Escuché. Nada más que hola. Un hola, seco, áspero. “Habrá sido mi imaginación”, pensé. “Los nervios están interfiriendo mis sentidos”. O debe ser alguien que se acercó al teléfono y atendió al pasar
- Por favor, ¿me comunica con el Señor Luis Firmat?
- Soy yo.
Resultaba admirable la economía de palabras y lo monocorde del tono. Ni un adverbio de más. Ni una sílaba más fuerte que otra. Solo lo justo y necesario.
Bueno, la cuestión es que le expliqué la situación, detalladamente ... La escuchó sin pronunciar palabra...
- ¿Lo consultaste con el funcional? – me respondió.
Era casi obvio que lo habia consultado con el funcional... De hecho era el funcional quien me había derivado a él. La cuestión es que después de responderle que si me dijo que ahí en Pecom, funcionaba perfectamente. Que las modificaciones eran solo de formato y que... seteando las Opciones 1, 2 y 3 el programa funcionaría de la forma A, pero si se seteaban las Opciones 4, 5 y 6 el programa funcionaría de otra manera B.... Es decir... lo que yo ya sabía.
La conversación se terminó ahí, porque me di cuenta que no daba para más. Corté y pensé ... ¿Este era el que me iba a resolver los problemas?. ¿Este era el que con muy buena onda me iba a responder?. Grande fue la desilusión...
Después vendría Pecom y largos años (1999 – 2005) de largas jornadas. De importantes jornadas... Ahí pude conocerlo bien. Ahí aprendí a entenderlo y sobre todo a quererlo mucho.
¡Estoy tan contento como vos por este cumpleaños!. Porque que exista este cumpleaños tuyo, hace que existas para mi como hermano.
Jorge Sklenár
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