13. Faltaba Lui (Carlos D)

Esto fue un sábado a la noche de hace muchos años y sucedió en “El Campito”, la quinta que tenían los Firmat en algún lugar de Pacheco al que no sabría como llegar hoy.
Calculo que habremos ido en el auto de Joan, la bolita (Fiat 600, aclaro para los adolescentes que estén leyendo esto) después de haber jugado el sábado a la mañana en alguna división infantil del SIC… podría ser desde 8ª a 6ª o sea que tendríamos entre 12 y 14 años.
Serian las 9 de la noche y después de varios partidos de truco jugados en el living yo había querido ir al baño, pero al encontrarlo ocupado resolví hacer uso de alguno de los árboles que estaban cerca de la casa, frente a la galería, protegido por las sombras de la noche.
En eso estaba, cuando de repente, el hoy fiscal del excelentísimo tribunal de justicia de la Provincia de Neuquén, que había salido a fumar algún Parisienne ( o Particulares 30) debido a que tanto tiempo adentro le había hecho faltar el aire, apareció de la oscuridad, corriendo desesperado como si lo estuviera persiguiendo un rottweiller, y sin decirme que le pasaba se metió en la casa, no sin antes y en plena carrera darse un terrible golpe contra la columna de madera de la galería, golpe que dado el cagazo que tenia sólo le causó un pequeño desvío en su desenfrenada carrera hacia la puerta del living. Hoy pienso que este golpe, en circunstancias normales, le debería haber provocado por lo menos una fractura expuesta de clavícula.
Atrás del Dr. Cano pasan otros dos muñecos corriendo y antes que yo pudiera empezar a entender lo que estaba pasando, un tercer personaje me apunta con un revolver y me mete en la casa.
Una vez adentro, nos hicieron sentar a todos en el living, Jorge, Joan y los chicos, locales e invitados… todos menos Luis, que no estaba dentro del asustado grupo.
Mientras dos de los tipos nos cuidaban (es una forma de decir), el otro empezó a revisar la casa.
En este punto paso a contar el relato ya no desde el living sino desde dentro del baño usando las palabras dichas mas tarde por el protagonista de esta historia ya que yo obviamente no estaba en el baño sino formando parte del ya mencionado asustado grupo. Como recordarán yo había tenido que ir afuera ya que el baño estaba ocupado…. y el que lo estaba ocupando no era otro que Lui, quien muy concentrado en sus esfuerzos, oye que se abre la puerta, levanta la cabeza y ve asomarse una trucha desconocida que lo mira y simplemente dice­: “Ah… esta cagando”.
Retomando el cuento desde el lado de afuera del baño, todos los demás, con gran suspenso y sin saber como iba a reaccionar el tipo cuando se encontrara con Lui, vimos que abrió la puerta del baño, se asomó, miró adentro y la cerró lo más rápido que pudo. Tambaleando y con una expresión desfigurada por el olor a mierda dijo con una voz entrecortada por las arcadas y al borde del vomito “aquí hay uno cagando”.
Nosotros no nos olvidaremos más de esa experiencia y calculo que el ladrón tampoco.
Por suerte la historia terminó bien y según los dichos de Lui la aparición por la puerta le hizo el mismo efecto que si le hubieran inyectado diez litros de laxante en la yugular.

Carlos Domínguez

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