10. Lui, muy social (Carlos R)
Corría el verano del año 76, Miramar. Entre 16 y 17 años según año de nacimiento. Miramar siempre fue y es un lugar de adolescentes desparramando hormonas por doquier. Ahí estábamos muchos. También fue sitio en donde dos culturas diferentes se encontraban disputando por quien conquistaba más al sexo opuesto en donde las diferencias entre capital y provincia se ponían de manifiesto a la hora de bailar y chamuyar para obtener el precioso premio femenino.
Nos encontrábamos en la playa, en ronda, sin mate (en esa época, salvo muy pocos, tomar mate era muy grasa) charlando con algunas chicas. Muy cerca de nosotros otro pequeño grupo del sexo a conquistar se encontraba realizando la misma tarea y cuya única vinculación con nosotros era la arena. Ahí apareció Lui; suelto y lanzado se le acerca a una, le tapa los ojos con las manos y de atrás, empieza el juego de las adivinanzas. Muy sonriente nos mira con cara de ganador sometiendo a la dama en cuestión a un duro y tedioso interrogatorio. Por supuesto notamos del terrible error cometido por Lui ya que la asediada no era conocida ni por él ni por nosotros. Obviamente lo dejamos avanzar mientras disfrutábamos de ese momento esperando el desenlace final. Harta de estar privada de la visión, después de un rato a lo Lui, le retira las manos para ver quien era el galán pero para su sorpresa (y la de Lui también):
- Yo a vos, no te conozco – le dice
- Yo tampoco – agrega Lui
En el mismo momento, todos estallamos en carcajadas. Todos, menos Lui.
Moraleja: nunca confíes en tus amigos con respecto a las mujeres y como dice un amigo: ojo con querer sorprender porque podes ser sorprendido.
Carlitos Ramallo
Nos encontrábamos en la playa, en ronda, sin mate (en esa época, salvo muy pocos, tomar mate era muy grasa) charlando con algunas chicas. Muy cerca de nosotros otro pequeño grupo del sexo a conquistar se encontraba realizando la misma tarea y cuya única vinculación con nosotros era la arena. Ahí apareció Lui; suelto y lanzado se le acerca a una, le tapa los ojos con las manos y de atrás, empieza el juego de las adivinanzas. Muy sonriente nos mira con cara de ganador sometiendo a la dama en cuestión a un duro y tedioso interrogatorio. Por supuesto notamos del terrible error cometido por Lui ya que la asediada no era conocida ni por él ni por nosotros. Obviamente lo dejamos avanzar mientras disfrutábamos de ese momento esperando el desenlace final. Harta de estar privada de la visión, después de un rato a lo Lui, le retira las manos para ver quien era el galán pero para su sorpresa (y la de Lui también):
- Yo a vos, no te conozco – le dice
- Yo tampoco – agrega Lui
En el mismo momento, todos estallamos en carcajadas. Todos, menos Lui.
Moraleja: nunca confíes en tus amigos con respecto a las mujeres y como dice un amigo: ojo con querer sorprender porque podes ser sorprendido.
Carlitos Ramallo
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